La conciencia cada vez más generalizada de que los recursos naturales están desapareciendo con rapidez, ha supuesto, especialmente a partir del Convenio sobre la Diversidad Biológica acordado en Río de Janeiro el 5 de junio de 1992 y la entrada en vigor del Tratado Internacional de Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura en junio de 2004, el inicio de todo tipo de acciones encaminadas a la conservación y aprovechamiento de la diversidad genética, otorgándose cada vez mayor valor, no sólo a sus aspectos científicos y económicos, sino también a los ecológicos, culturales y sociales. En este curso nos centramos en los recursos vegetales de interés agrícola y alimentario.