Sevilla, 21 de mayo de 2020. La Red de Semillas “Resembrando e Intercambiando” denuncia las consecuencias que tiene para la gestión dinámica de la biodiversidad cultivada y la soberanía alimentaria el cierre de mercados campesinos y huertas de autoconsumo. A través de una campaña en redes sociales que lanza hoy recuerda que las variedades locales son un recurso accesible y apropiado para hacer posible una alimentación saludable y sostenible.
La crisis del COVID-19 es sanitaria pero también social, alimentaria y nutricional. La virulencia, amplitud y desequilibrio social con la que se está desarrollando agrava alarmantemente las situaciones de injusticia económica que viven muchas familias y pone en evidencia, más que nunca, el riesgo que supone no disponer de recursos locales para hacer frente a las necesidades más básicas.
El derecho a una alimentación suficiente, sana, equilibrada, local, justa y que no degrade el planeta solo puede sustentarse en la agroecología y la soberanía alimentaria. Pero en la gestión de la pandemia las herramientas de los sistemas agroalimentarios sostenibles y resilientes como los mercados campesinos no sedentarios, grupos de producción y consumo, huertos de autoconsumo y bancos de semillas comunitarios, entre otros, se han visto desprotegidos de un marco oficial adecuado para su desarrollo y, en muchos casos, se ha paralizado su actividad. Los pasos normativos y políticos que se han ido dando para reactivar estas propuestas están siendo muy pocos y excesivamente lentos, dejando a miles de productores y productoras en una situación de vulnerabilidad por el cese prolongado de su actividad agrícola y paralizando preocupantemente la gestión dinámica y comunitaria de la biodiversidad cultivada (autoproducción e intercambios de semillas, recuperación de variedades locales, etc.).
Sin embargo, la alimentación de la población se ha dejado en manos de la gran distribución, que se frota las manos porque ha visto reforzada su propuesta alimentaria basada en la producción industrial, deslocalizada y no sostenible.
Lamentablemente esta crisis global es la primera de otras que vendrán, tal vez con más virulencia, y que incluso podrán solaparse aumentando su efecto multiplicador. Por ello, ahora tenemos una oportunidad única para fortalecer y crear realidades al margen del agronegocio y reapropiarnos de un sistema alimentario biodiverso y comunitario, fomentando todo tipo de iniciativas agroecológicas de trabajo basadas en la el cooperativismo, la producción y el comercio local, el trueque y otras formas no monetarizadas de economía.
Queremos que las políticas públicas fomenten y apoyen estas acciones generando marcos que permitan que se desarrollen con la amplitud que sea posible.
En estos tiempos de crisis global cultivar resiliencia es más importante que nunca. Las variedades locales son una herramienta apropiada para la autosuficiencia y soberanía y seguridad alimentarias. Démoslas a conocer y hagámoslas visibles.
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