El intercambio de semillas es una práctica muy antigua que hoy en día, debido a las ansias de acaparamiento del sector alimentario por parte de las multinacionales agroquímicas, se está viendo seriamente amenazado. Estas macro industrias entienden la agricultura como un negocio seguro y para hacerse con el control de la actividad, patentan semillas y presionan a los responsables políticos para que establezcan unas reglas que prohíban el intercambio libre de semillas y así obligar a los agricultores a comprar las suyas. Pero el intercambio de semillas es crucial para la conservación de la biodiversidad así como para garantizar la soberanía y la garantía alimentaria de muchas zonas del mundo.
Fecha: 18.02.2013. Fuente: ladyverd.com
La práctica del intercambio de semillas es tan Antigua como la propia agricultura. La obligación de comprar semillas producidas mediante técnicas de laboratorio nace al mismo tiempo que la industria agrícola enfocada al beneficio económico que convierte el paisaje agrícola en un tapiz monótono en el que se repite hasta el horizonte el mismo cultivo. Por ello, multinacionales como Monsanto, patentan semillas y obligan a los agricultores a comprarlas y a cultivarlas con la ayuda de sus otros productos fitosanitarios de síntesis.
Evidentemente, los agricultores más concienciados no van a permitir que esto les modifique su forma de entender la profesión y van a luchar por seguir compartiendo libremente tanto sus semillas como sus conocimientos adquiridos desde hace generaciones.
Un ejemplo de esta lucha, que varias organizaciones, entre ellas la Red Andaluza de Semillas, mantienen en España desde hace tiempo, es la Guerrilla Jardinera de la organización hawaiana “Eating in Public”. Esta organización trata de mantener viva la tradición del intercambio de semillas con una innovadora iniciativa que tiene como objetivo situar el intercambio de semillas en el centro de la vida cotidiana. Para ello se ha puesto manos a la obra para lograr distribuir estaciones de intercambio de semillas en comunidades de toda Norte América.
La idea es innovadora pero simple, las estaciones o puestos de intercambio se instalarán en librerías, centros comunitarios, cafeterías, galerías de arte y en general en lugares concurridos. Estos puestos de intercambio son gratuitos y los proporciona la propia asociación.
Eating in Public tiene ya estaciones de intercambio de semillas en ciudades como San Diego, Fairfield, California, Queens, Nueva York y Ontario. Desde que se creara hace 10 años, Eating in Public ha creado huertos en jardines públicos además de establecer una red de reciclado y fundó los “free stores”, lugares de encuentro, venta e intercambio de semillas.
Según uno de sus miembros, “las ideas de Eating in Public no son originales, nosotros queremos mostrar que se puede existir entre el capitalismo y que podemos cuidar de nosotros mismos igual que cuidamos de los demás”.
Fundada en 2003, Eating in Public, pretende acercar la problemática de las semillas al mismo tiempo que busca despertar la conciencia de las personas acerca del problema de la seguridad alimentaria. Buscando remarcar el lado lúdico, todas sus actividades tratan de fomentar la sostenibilidad y la solidaridad de los ciudadanos. Los ciudadanos pueden participar libremente de la actividad y colaborar con la asociación. Uno de los pilates de Eating in Public es la colaboración, la relación estrecha de las personas como herramienta de futuro ante los retos que se avecinan.