La semilla es la metáfora y Vandana Shiva no se cansa de repetirlo: «La semilla ha de tener libertad para reproducirse a sí misma y multiplicarse. Estamos hablando de un bien común, como el agua o el aire, no de algo que pueda patentarse o por lo que puedan cobrarse royalties. Todas nuestras libertades fundamentales están en juego en estos tiempos críticos, pero la libertad más fundamental todas es la de las semillas, que son el origen de la vida».
La activista india, nacida Dehradum en 1952, recorre estos días el mundo con ese mensaje. Su campaña por la libertad de las semillas arrancó el 2 de octubre a su paso por Mallorca, en el Festival de Educar para la Vida. Allí lanzó su proclama de resistencia -«Lo más revolucionario es cultivar un huerto»-, que ese fin de semana se ha propagado por las calles de Londres y otras ciudades del mundo, en las manifestaciones contra la multinacional Monsanto.
La campaña de Seed Freedom culminará el 16 de octubre, el Día Mundial de la Alimentación, con un homenaje colectivo a los auténticos «ecohéroes» del planeta: la inmensa «tribu» de los pequeños agricultores que cultivan aún el 70% de la comida que llega a nuestros platos.
Tres largas décadas lleva Vandana Shiva defendiendo los derechos de los campesinos y reclamando la «libertad de las semillas» en su país con Nadvdanya. La organización, con ramificaciones en todo el mundo, ha instruido a medio millón de campesinos en el arte de la soberanía alimentaria. En India, sin ir más lejos, se han creado 54 bancos de semillas, como desafío a la invasión de los monocultivos de transgénicos.
«Lo últimos es el plátano transgénico, que están intentando promocionar con las mismas falacias», asegura Vandana Shiva a su paso por el Festival del Bienestar de la revista Resurgence. «La estrategia es idéntica a la del maíz: primero reducir la biodiversidad, y después controlar lo que queda. En India tenemos más de cien variedades de banana. Si se implantan los transgénicos quedarán reducidas a un máximo de siete y los agricultores perderán el control de las semillas».
Hablamos con Vandana Shiva en la vorágine de la campaña de Seed Freedom, a caballo entre Mallorca (su isla «adoptiva») y ese Londres «insurgente» que se ha unido este fin de semana a otras 500 ciudades en la marcha contra el gigante de los transgénicos…
«Monsanto es la compañía que ayudó a manufacturar el «agente naranja» en la guerra química contra Vietnam, no lo olvidemos», recuerda Vandana Shiva. «¿Cómo vamos a creernos ahora que los artífices de la destrucción, los mayores fabricantes de pesticidas y herbicidas, van acabar con el hambre del mundo? ¿A quién quieren engañar con esta propaganda de guerra?».
«Monsanto se ha convertido en el símbolo de la dictadura, la dictadura alimentaria», afirma la física y ecologista india.
«Están forzando a la gente a tomar productos modificados genéticamente y no les dejan elección. Existe un esfuerzo global por parte de las multinacionales de imponer ese consumo en todos los países, incluso en los que hasta ahora se resistían. Y también hay una campaña orquestada por promover la confusión y la ignorancia entre los ciudadanos».
Le preguntamos a Vandana Shiva por las encuestas que demuestran una mayor «aceptación» de los productos transgénicos, lejos de alarmismo de hace una década. La activista responde con aire combativo: «Igual que han intentado convertir la energía nuclear es una solución «aceptable» para la crisis energética, han intentado vendernos los transgénicos como solución «aceptable» para la crisis alimenticia. Pero la evidencia es así de clara, y si quieres pasamos revista a la triple falacia…».
«Se supone que los transgénicos iban a solucionar el problema del hambre, pero ahora resulta que las cosechas son incluso inferiores a los cultivos tradicionales. Se supone también que iban a permitir dejar de usar pesticidas y productos químicos, pero al final el uso de productos químicos se ha seguido disparando porque los transgénicos no son capaces de combatir la plagas e incluso han servido para la creación de «superhierbas» resistentes. Y el argumento más importante: se supone que iban a traer prosperidad a los agricultores, pero en India por ejemplo ha habido un aumento espectacular de suicidios por ruina económica».
«Las deudas y las reformas estructurales de los últimos 15 años nos han llevado a esta situación», declara la activista.
«Cada treinta segundos se suicida un agricultor en mi país. En Bengala Occidental, hemos pasado de 51 suicidios en el 2001 a 3.000 en el último año. Y detrás de todo esto, insisto, están las tres falacias en las que se apoya la propaganda de los trasgénicos: combaten el hambre, nos liberan de los pesticidas y traen riqueza a los agricultores. La evidencia es muy clara, pero la ciencia está siendo también tergiversada por uno intereses muy claros. Y también los medios, y todo eso influye finalmente en eso que llamamos opinión pública».
De los riesgos para la salud y el medio ambiente de los transgénicos hemos pasado a la cuestión primera y última del control de las semillas, y ése es el caballo de batalla de Seed Freedom. «Lo que mueve realmente a la gente, la lucha de fondo, es siempre por el control», sostiene Vandana Shiva. «Si permitimos el control antidemocrático de los alimentos por un puñado de multinacionales, si todas las semillas las tenemos que patentar en Bruselas, se acabó la libertad. Así de simple. Por eso es importante salir a la calle estos días y hacer oír nuestra voz, con actos de desobediencia civil y en manifestaciones. Nuestra soberanía alimentaria es lo que está en juego, y no podemos quedarnos cruzados de brazos».
Resiliencia y justicia, acción e imaginación. Esos son para Vandana Shiva los cuatro ingredientes que hacen falta en estos tiempos que corren… «Hoy en día, cultivar un huerto es el acto más revolucionario que existe. Porque es una expresión de las posibilidades y del potencial de cada uno. Aprender a cultivar al menos una parte de tus alimentos en un tiempo de dictadura alimentaria, es revolucionario. Te garantizas tu propia comida. Y de paso te procuras tus propias semillas, y eso significa que eres parte del movimiento Seed Freedom. Cultivar un huerto es al mismo tiempo un acto de rebeldía y de esperanza. Una manera de decir: no me voy a rendir».