“Cuando empezamos, los agricultores y agricultoras mayores nos decían que para qué queríamos conservar estas variedades y saber tradicional, que ya no valían. Pero a la vez les hacía ilusión que personas jóvenes les escucharan y cultivaran sus semillas aunque no confiaban del todo en nosotras. Ahora que llevamos ya diez años cultivando en la sierra, muchas de estas personas que nos regalaron sus semillas y saber, acuden a nosotras para abastecerse de plantel para el huerto en lugar de comprar la planta producida en otras regiones. Nos hemos ganado su confianza y esto es un tesoro”, sostiene Laura Aceituno Mata, una de las integrantes de La Troje, una iniciativa que surge en 2004 con el fin de recuperar y revalorizar las variedades locales y el saber agrario tradicional de la Sierra Norte de Madrid.
En la actualidad, la asociación funciona en El Berrueco y está formada por seis trabajadores: Alberto, Sonia, Jose, Oscar, Jorge y Laura. Sus integrantes provienen de distintos ámbitos como la agricultura, la educación y la investigación etnobotánica y agroecológica.
Para poder conservar la biodiversidad y el saber agrario tradicional, La Troje llevó a cabo una investigación etnobotánica y agroecológica en la comarca de la Sierra Norte, recogiendo material de más de 120 variedades hortícolas y frutales. Este trabajo de investigación constituyó la tesis de doctorado de Laura Aceituno Mata (2010) y la tesis de maestría de Ester Montero (2009).
Mantienen un banco de semillas propio y colaboran con el Instituto Madrileño de Investigación Agraria y Alimentaria (IMIDRA) y otras instituciones en la conservación de las variedades tradicionales en Bancos de germoplasma de frutales y hortícolas.
“En la lógica campesina, no se conserva algo si no se usa. Y para mantener vivas las variedades y el saber tradicional, nada mejor que cultivarlos. Actualmente, producimos semillas, plantel, verdura y árboles frutales e intentamos hacer del proyecto una forma de vida basada en el sector primario y utilizando los recursos locales”, comenta Aceituno Mata.
En ese sentido, insiste en generar una economía local, fomentando la comercialización conjunta entre productores locales a través de circuitos cortos y manteniendo una relación directa con las personas consumidoras. Con esta dinamización se consigue un intercambio económico justo que permite activar la economía rural desde el sector primario.
Las hortalizas de La Troje se comercializan a través de grupos de consumo y por venta directa en el local de El Berrueco.
En cuanto al ámbito de la divulgación, la organización ofrece cursos y talleres con el propósito de compartir el saber que van adquiriendo a partir de su experiencia y la que han transmitido las personas sabias de la sierra. También da a conocer la biodiversidad agrícola a través de distintas actividades, como las catas de tomates o la elaboración de materiales divulgativos sobre variedades tradicionales.
En cuanto al origen del nombre, explica a Noticias Positivas que La Troje es el nombre que se daba en algunos pueblos al altillo de las casas, donde se guardaba la cosecha de grano, las semillas y se almacenaban las frutas durante el invierno.