El Cabildo estudia 48 variedades autóctonas para su explotación empresarial. La creación de un banco de semillas permite mantener su identidad
El Cabildo rescata 48 variedades de trigo autóctono para su aprovechamiento en la industria agroalimentaria de Gran Canaria, sobre todo en la producción de pan tradicional, ya que ahora se usa para forraje de animales. El proyecto, denominado ‘La herencia olvidada’, permite crear un banco de semillas
JAVIER BOLAÑOS – ARUCAS – 04-09-2012. Fuente
El pan, las pastas, las galletas, los bollos… El trigo es uno de los cereales más importantes gracias a su presencia en casi todas las dietas, lo que ha permitido su expansión por casi todo el mundo. Sin embargo, prácticamente la totalidad de los fabricantes canarios deben recurrir a la importación de la materia prima, debido a que Gran Canaria apenas cuenta con cultivos, y casi todos ellos se destinan al alimento de animales. Un proyecto del Cabildo pretende cambiar el rumbo de esta actividad, gracias al interés que ha despertado en la industria alimentaria local.
Casi un centenar de productores grancanarios destinan un máximo de 100 hectáreas de terreno a su producción, aunque es casi testimonial el que se emplea fuera de la alimentación animal y casi siempre es para el autoconsumo.
El objetivo del proyecto denominado ‘La herencia olvidada’ es obtener la variedad canaria con mayor rendimiento, para su explotación a mayor escala y satisfacer, aunque sea de forma modesta, a la demanda de los industriales. «Normalmente se planta en febrero, pero como este año llovió poco se plantó menos de lo habitual», reconoce el técnico del Cabildo José Corcuera.
El consejero insular de Agricultura, José Miguel Álamo, señala que existe interés por las industrias por descubrir la variedad más aprovechable para su explotación industrial. Aunque nunca podrá cubrir la demanda actual, afirma que se trataría de atender a las pequeñas actividades que trabajen productos artesanales, sobre todo en las panaderías.
El proyecto de investigación ha permitido obtener hasta 48 variedades endémicas, cuya antigüedad es centenaria, habiendo logrado evitar la influencia genética externa. Entre ellos sobresalen por su «rareza» el trigo rojo y el negro. Precisamente, su aislamiento le ha permitido conservar su carácter ecológico, que le otorga un valor añadido. Entre las zonas más ricas se encuentran Juncalillo de Gáldar, Ingenio y la Caldera de Tirajana. «Todos ellos tienen una base aborigen», reconoce Corcuera.
«Esta es la primera vez que se hace un inventario de este cereal», según el consejero, que apunta que su intención es incorporarlo con sello de calidad de Gran Canaria a las panaderías.
El proyecto de investigación, en el que colaboran junto al Cabildo grancanario la empresa Haricana y la Universidad a través de una tesis doctoral, ha permitido crear un banco de semillas en la Granja Agrícola Experimental de Arucas para poder expandir su cultivo a toda la Isla cuando se extraigan todos los resultados, atendiendo a las características propias de cada zona.