Fecha: 18-11-2011. Fuente: IPS Noticias
Por Manipadma Jena
En el interior del oriental estado indio de Orissa, unas 200 mujeres tienen la misión de identificar, recolectar y conservar variedades de semillas autóctonas y fomentar su uso entre familias campesinas.
Son formidables almacenes de conocimiento sobre variedades autóctonas y conservación de la biodiversidad y se conocen como madres de semillas (bihana-maa en el dialecto local).
En las comunidades koya y kondh logaron que 1.500 familias de los distritos de Malkangiri y Kandhamal adoptaran las nuevas simientes y siguen adelante.
Mediante la recolección, la multiplicación y la distribución a través del intercambio de variedades locales de arroz, mijo, legumbres, verduras y vegetales de hojas verdes, las mujeres lograron que 80 aldeas usaran semillas locales.
Mientras difunden su mensaje por el interior, llegando a otras 140 comunidades, promueven la total independencia de fertilizantes y pesticidas.
El logro de estas madres de semillas es admirable teniendo en cuenta que Malkangiri es el distrito menos desarrollado de Orissa, con una tasa de analfabetismo de 50 por ciento y aislado por ríos y selvas, con una topografía ondulada y mal conectada.
Las dificultades que afrontan las comunidades campesinas de Malkangiri por el cambio climático se puede apreciar en la aldea de Gudumpadar, donde estas mujeres reactivan con pasión el patrimonio agrícola y convencen a otras aldeas de utilizar las semillas locales, así como pesticidas y fertilizantes orgánicos.
«Es la mejor forma de hacer frente a las lluvias irregulares, asegurar el alimento a niños y niñas y evitar las garras de los prestamistas», señaló Kanamma Madkami, de 65 años y residente de la aldea Kanjeli, quien pudo multiplicar 29 variedades de semillas de mijo y arroz.
Mangu Adari, de 35 años, quien posee menos de dos hectáreas de cultivos de secano, con una parte en la ladera de una colina, es uno de los recién convertidos a las semillas locales.
En la anterior temporada monzónica solo pudo cultivar, arroz, mijo, frijoles y legumbres en la mitad de su terreno, porque las lluvias llegaron más tarde de lo habitual y fueron fuertes. Este año espera tener un excedente para vender en el mercado y obtener dinero en efectivo, tan necesario.
«Las plantas locales son el resultado de siglos de adaptación a las características del suelo y del clima local. El arroz autóctono soporta 30 días de sequía, en vez de los 15 de las variedades híbridas de alto rendimiento», explicó Kusum Misra, coordinadora de Navdanya en Orissa.
Navdanya es una red de personas dedicadas a la conservación de semillas que están dispersas por los 16 estados indios y cuenta con apoyo de 54 bancos comunitarios de simientes.
El arroz cultivado tradicionalmente en zonas bajas puede aguantar dos semanas de suelos anegados, en tanto el de tierras altas puede cosecharse en solo 60 días, casi la mitad de los 125 que requiere la variedad híbrida, precisó Misra.
Originario del distrito arrocero de Balasore, Misra recolectó y propagó el uso de más de 65 variedades de arroz tradicional, incluidas las de tipo aromáticas, las resistentes a suelos salinos, para el cultivo costero, y a las inundaciones y sequías, así como algunas con propiedades medicinales.
Las variedades tradicionales responden a los pesticidas y fertilizantes naturales. Si el agricultor conserva las semillas de forma adecuada, puede cultivar sin costo.
«Al tener los simientes, los campesinos pueden decidir cuándo plantar y hasta hacerlo una segunda vez si fuera necesario», indicó Kanamma.
«Al mantener bajos los precios que pagan al productor por las variedades tradicionales, las autoridades desaniman su cultivo. Una de las razones es que los molinos prefieren tener granos de tamaños uniformes y variados. Además, los mercados de semillas híbridas del gobierno deben cumplir metas de ventas», explicó Misra.
Omprakash Rautaraya, presidenta de la Organización de Reconstrucción Rural y Actividades Integradas de Servicio Social, explicó que la metódica «cartografía de las variedades locales de semillas y su priorización sobre la base del uso llevaron a que las prácticas agrícolas y los requisitos de agua permitieran los múltiples cultivos».
La organización de Rautaraya fue la que recuperó el concepto de madres de semillas.
Al plantar entre seis y 14 cultivos en forma simultánea, los agricultores de tierras altas cosechan por lo menos dos de ellos, aun con sequías frecuentes.
Las madres de semillas necesitan poco más que su patio trasero o una pequeña parcela para reproducir las simientes y completar la alimentación familiar. Kausalya Madakami, de la aldea Manga en Malkangiri, desarrolló 57 variedades de plantas y también las intercambió.
Las ferias comunitarias, organizadas todos los años tras la cosecha del Monzón, ayudan a promover e intercambiar simientes y conocimiento. Las madres de semillas aprovechan a cocinar y mostrar platillos tradicionales hechos con arroz y mijo autóctono.
Las mujeres reaprenden formas tradicionales de preservar semillas de sus congéneres. Las simientes de verduras se untan con ceniza de madera y begonia amarga y se almacenan en postes de bambú huecos, mientras el arroz y el mijo están seguros en bolsas de yute colgadas de vigas.
El tratamiento previo al cultivo puede requerir excremento y orina de vaca o el uso de resina de hiedra como pesticida y anti-fúngico.
Las semillas de mala calidad comercializadas por el gobierno es un asunto preocupante. El Banco Nacional para el Desarrollo Agrícola y Rural (Nabard, por sus siglas en inglés) señala en un informe publicado en marzo que la producción de arroz disminuye en seis estados orientales, incluido Orissa, el cuenco arrocero del país.
La tasa de germinación de semillas de arroz común es de 55 por ciento y puede caer hasta 25 por ciento.
Según el estudio de Nabard, el área cultivada en el estado disminuye y, la mala calidad de las semillas así como las crecientes inundaciones y sequías hacen de la agricultura una actividad poco redituable.
La fundadora de Navdanya y conocida activista, Vandana Shiva, dijo a IPS que «es vital para la seguridad climática que las mujeres tengan semillas resistentes a las variaciones del clima y que, las corporaciones que consiguieron 1.600 patentes de esas variedades son biopiratas».
«Permitir que las corporaciones secuestren y monopolicen el suministro de semillas es la receta de la inseguridad alimentaria y climática», afirmó. (FIN/2011)