Euskadi: Una finca local salvaguarda 35 variedades frutales con ‘label’ de Orduña

logo.pngFecha: 23-10-2012. Fuente: A. CÁRCAMO | ORDUÑA. El Correo

El patrimonio frutal de Orduña está a salvo en la finca de los avellanos. El servicio municipal de asesoramiento ecológico para ganaderos y agricultores -Ekoizpen- ha plantado 154 ejemplares autóctonos y en riesgo de desaparición. En colaboración con la Red de Semillas de Euskadi, en los últimos dos años han catalogado los árboles existentes en la ciudad gracias a la colaboración de los vecinos. Durante el verano de 2010, se visitaron una veintena de huertas orduñesas que cuentan con especies locales.

Como fruto de los estudios, que pusieron de relieve la existencia de variedades muy antiguas propias del municipio, se comenzó con el trabajo de ‘recolección’.

Se recogió material -semillas y esquejas- de los terrenos particulares de doce personas y fue injertado en la finca experimental que la Diputación de Álava posee en Eskalmendi.Desde ahí, los todavía pequeños árboles, empezaron a plantarse en la parcela municipal de Orduña a principios de este año. El resultado, que ya puede verse, es una huerta de referencia con, en algunos casos, muestras únicas ‘nacidas’ de frutales centenarios.

Mantener la peculiaridad

En total, se han alumbrado 117 manzanos, 28 perales y 9 cerezos de 35 variedades distintas. El objetivo, sin embargo, va mucho más allá que «preservar estas especies y procurar que no se pierdan».

Según Ekoizpen, además, se pretende «mantener esta peculiaridad» al tiempo que garantizar que «a medio o largo plazo» los vecinos «puedan recoger púas para injertarlas en su terreno» cuando pierdan sus frutales.

En lugar de acudir a variedades comerciales que presentan más problemas de enfermedades y plagas, contarán con especies más arraigadas ya que, según los expertos, por ejemplo, «los nuevos nogales florecen demasiado pronto», por lo que tendrán dificultades para soportar las heladas.

Y es que, si algo han confirmado los hallazgos de árboles con más de un siglo, es que «son los que se han mantenido y se han adaptado al entorno natural, a la meteorología y a la tierra». Además, si son bien cuidados ofrecen un producto de calidad, con ‘label’ de Orduña.