Fecha: Surin, Tailandia, 11 de Noviembre de 2012. Fuente
La delegación internacional de la Vía Campesina, representando a sus organizaciones miembros, se ha reunido en la provincia de Surin, Tailandia, Asia para celebrar el Primer Encuentro Global sobre Agroecología y Semillas Campesinas. El principal objetivo de la Vía Campesina es compartir experiencias y construir una estrategia y una visión de la agroecología y las semillas, con la comprensión holística de que ambas forman parte de la lucha para alcanzar la soberanía alimentaria.
Se ha elegido Tailandia como lugar de encuentro porque en este país hay cada vez más pequeños agricultores que están cambiando del modelo de agricultura industrial basada en la revolución verde a la agroecología. La presencia de una delegación internacional va a fortalecer el movimiento de los campesinos agroecológicos en Tailandia, quienes declaran que “¡la supervivencia de los campesinos es la supervivencia de la sociedad!” Los delegados, como parte de este encuentro, están aprendiendo mucho de esta experiencia con el fin de fortalecer la agroecología campesina.
Tras compartir la experiencia y las ideas de los delegados, y debatir acerca de los desafíos, estamos convencidos de que la agroecología es el pilar fundamental de la soberanía alimentaria.
No podremos alcanzar la soberanía alimentaria si la agricultura depende de insumos controlados por las corporaciones, si los impactos de la tecnología destruyen la Madre Tierra, si no confrontamos la mercantilización y la especulación de los alimentos y de la tierra, y si no conseguimos un mejor sustento para aquellas personas que proporcionan alimentos saludables y accesibles a la comunidad.
Existen muchos nombres para la agricultura agroecológica en todas partes del mundo. A la Vía Campesina no le preocupan los nombres o las etiquetas, llámese agroecología, agricultura orgánica, agricultura natural, agricultura sostenible con bajos insumos externos, etc., sino que se preocupa por especificar los principios ecológicos, sociales y políticos que el movimiento defiende. Para la Vía Campesina la verdadera agricultura campesina sustentable se basa en la recuperación de los métodos de la agricultura campesina tradicional, la innovación en las nuevas prácticas ecológicas, el control y la defensa de los territorios y las semillas, así como en la igualdad social y de género. Además, invitamos los agricultores convencionales a acercarse a este movimiento.
Tenemos claro que una propiedad agrícola feudal no puede considerarse agroecológica aún cuando no utilice químicos. Una propiedad agrícola controlada sólo por hombres donde las mujeres no tienen poder decisorio, o donde la carga de trabajo de las mujeres es mayor, tampoco es agroecológica. La agricultura orgánica que sustituye insumos químicos por por insumos orgánicos caros sin alterar la estructura de monocultivo, no es agroecológica, al igual que en el caso de los programas “orgánicos” neoliberales (como “India Organic”), que nosotros rechazamos radicalmente.
La experiencia, las prácticas y las reflexiones de la Vía Campesina de, por lo menos, los últimos 4 años, han demostrado que la agroecología es una parte estratégica de la construcción de la soberanía alimentaria y popular. También entendemos que la agroecología es una parte inherente a la respuesta global a los principales retos y desafíos que enfrentamos como humanidad.
En primer lugar, la agricultura a pequeña escala puede alimentar y está alimentando a la humanidad y puede solucionar la crisis alimentaria a través de la agroecología y la diversidad. A pesar de la creencia errónea de que los sistemas del agronegocio son más productivos, sabemos que los sistemas agroecológicos pueden producir más alimentos por hectárea que cualquier monocultivo, a la vez que producen alimentos más saludables, más nutritivos y directamente al alcance de los consumidores.
En segundo lugar, la agroecología contribuye a luchar contra la crisis ambiental. La agricultura campesina con la agroecología y la diversidad enfría el planeta manteniendo el carbono en el suelo, y proporcionando a los campesinos y a la agricultura familiar los recursos necesarios para ser resilientes a los cambios climáticos y el aumento de las catástrofes naturales. La agroecología transforma la matriz energética y agrícola dependiente del petróleo, una parte fundamental de los cambios sistémicos necesarios para frenar las emisiones.
En tercer lugar, la agroecología refuerza el bien común y lo colectivo. Al tiempo que crea las condiciones para una mejor calidad de vida para las personas de zonas rurales y urbanas, la agroecología, como pilar de la soberanía alimentaria y popular, establece que la tierra, el agua, las semillas y los conocimientos deben seguir siendo patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad.
A través de la agroecología, transformaremos el modelo hegemónico de producción alimentaria, permitiendo la recuperación del ecosistema agrícola, reestableciendo el funcionamiento del metabolismo naturaleza-sociedad y cosechando los productos que alimentarán a la humanidad. Como dicen los campesinos filipinos “Kabuhanan, Kalusugan, Kalikasan” (por la economía, por la salud y por la Naturaleza).
Para nosotros, como campesinos y agricultores familiares, la agroecología es un instrumento para luchar contra el agronegocio transnacional y el modelo agroexportador predominante. No podremos liberar a los agricultores de la estructura de opresión que han construido las corporaciones sin recuperar nuestra autonomía tecnológica y económica de las formas actuales de capital agrario y financiero. Tampoco lo conseguiremos, si no recuperamos la fuerza de trabajo esclavizada por el capital, como es el caso de los trabajadores rurales y agroindustriales en los Estados Unidos de América. Por lo tanto, la agroecología es una parte fundamental de la construcción de la justicia social en un nuevo sistema social igualitario, libre de la dominación del capital.
La agroecología está dando un nuevo significado a la lucha por la reforma agraria para devolverle el poder al pueblo. Los campesinos sin tierra que han luchado para recuperar sus tierras y aquellos que recibieron tierra en los programas de reforma agraria en Brasil y Zimbabwe, están utilizando la agroecología como herramienta para defender y mantener producción, no sólo para sus familias, sino también para proporcionar una alimentación más saludable para la comunidad. Por tanto, la reforma agraria, junto con la agroecología, se ha convertido en el aporte de los campesinos y las los agricultores familiares a una mejor y más sana alimentación para nuestras sociedades. En Argentina, apoyamos sin fisuras esta afirmación diciendo que “somos tierra para alimentar a los pueblos”.
Nuestros compañeros campesinos de India compartieron con nosotros que ha habido más de doscientos setenta y cinco mil suicidios de campesinos desde 1995 debido a la deuda en la que se han visto atrapados por su dependencia de los insumos industriales. Afortunadamente, el nuevo método del movimiento agorecológico ha permitido a los campesinos encontrar una luz de esperanza en esa oscuridad, los que ha animado a muchas familias a permanecer en sus aldeas y seguir cultivando alimentos con una mejor calidad de vida. Este movimiento de Agricultura Natural con Presupuesto Cero ha devuelto la vida a las zonas rurales de India.
En Europa, la crisis económica y financiera nos ofrece también una prueba del potencial de la agroecología como propuesta del movimiento campesino para la sociedad, devolviendo a los mercados una dimensión local y haciendo que los alimentos estén disponibles con una menor dependencia sobre los combustibles fósiles, generando un nuevo dinamismo en las economías locales y creando puestos de trabajo para los desempleados que están volviendo a las zonas rurales, como en el caso de Europa del Este. La reforma agraria y la regulación de los mercados para alcanzar la soberanía alimentaria mediante la agroecología también es una solución para los agricultores europeos y estadounidenses que padecen los efectos de los bajos precios debidos a las importaciones aún más baratas.
Los campesinos y pequeños agricultores de Mali, como los del resto de África, que han sufrido durante años el ataque de AGRA (Alianza para una Revolución Verde en África) para imponer la introducción de la revolución verde, están mostrando como sus propios modelos propios de producción agroecológica están garantizando la alimentación y la calidad de vida de millones de personas, y haciendo frente a los cambios climáticos sin insumos externos, a través de la gestión y el compartir soberanos de la biodiversidad y conocimientos locales.
La agroecología también es una alternativa para que la juventud rural se quede en el campo y tenga un sustento digno, y siga comprometida con la producción y distribución de alimentos para la comunidad. Son ellos quienes van a alimentar a las generaciones futuras.
Durante 20 años la Vía Campesina ha luchado duro por la reforma agraria, y en este momento histórico, necesita reflexionar acerca de su práctica para cualificarla. Como proclaman los trabajadores brasileños sin tierra: “¡ocupar, resistir, producir!”, campesinos y campesinas de todo el mundo están luchando por la tierra, resistiendo para defenderla, y ahora, hemos definido que la agricultura agroecológica va a alimentar al mundo. Es el momento de producir.