Fecha: 10-12-2013. Fuente
Después de comprometerse en el Día Mundial de la Alimentación (16 de octubre) a bloquear una iniciativa que legalizaría la siembra de semillas Terminator en Brasil, la Comisión de Justicia está nuevamente emplazada a aprobar las semillas suicidas, lo que sería un regalo navideño para Monsanto, DuPont y Syngenta.
Intensa presión interna y externa a mediados de octubre forzó al Congreso en Brasil a abstenerse de adoptar la legislación pro-Terminator, y el Presidente de la Comisión de Justicia y Ciudadanía se comprometió a no permitir esta iniciativa mientras estuviera en el cargo. Ahora él mismo dará paso a una moción este miércoles para aceptar las semillas Terminator, lo que hará de Brasil el primer país en el mundo en desafiar la moratoria de 13 años de Naciones Unidas sobre el uso de esta tecnología. “Si la Comisión pasa la iniciativa esta semana, —afirma Maria José Guazzelli del Centro Ecológico— el Congreso de Brasil podría convertirlo en ley cuando se vuelvan a reunir a fines de febrero de 2014. Mientras que la mayoría de los brasileños está celebrando la Natividad, las multinacionales de semillas estarán celebrando la muerte de 10 mil años de agricultura y del derecho a conservar las semillas.”
Si la iniciativa pasa esta semana (la Comisión de Justicia se reúne este miércoles y jueves), el Grupo ETC considera que el gobierno de Brasil comenzará a dar una serie de pasos adicionales hacia el colapso de la moratoria firmada y consensada por 193 países para la próxima reunión del Convenio sobre Diversidad Biológica, a celebrarse en Corea en 2014:
En primer lugar, el gobierno dirá que la adopción de la iniciativa por parte de la Comisión de Justicia no significa necesariamente que el Congreso la adopte. Después explicará que pondrá límites, mediante la regulación, a la aplicación de las tecnologías Terminator para circunstancias especiales e insistirá en que sigue con su apoyo de ya largo tiempo a la moratoria de la ONU. Posteriormente, el gobierno acordará que las semillas Terminator pueden usarse para los árboles transgénicos, para evitar que se disemine la contaminación transgénica en el Amazonas. Lo describirán como una iniciativa benéfica para el ambiente, disfrazando las intenciones de remplazar la biodiversidad del Amazonas con plantaciones de árboles transgénicos.
Monsanto, DuPont y Syngenta —todas las cuales se han comprometido a no vender semillas Terminator a los agricultores— expresarán su simpatía por la difícil situación del gobierno por el tema de la dispersión del polen de árboles genéticamente modificados y se pondrán de acuerdo para “actuar responsablemente.” Aunque las tres compañías que controlan el 54% de las ventas de semillas en el mundo tienen una buena cantidad de patentes Terminator, multiplicarán cautelosamente sus semillas Terminator y las prepararán para el mercado en los siguientes dos o tres años.
Mientras tanto, para evitar verse como un “Estado arbitrario”, Brasil propondrá “proteger” la moratoria global del Convenio sobre Diversidad Biológica con “lenguaje aclaratorio” que permita a los Estados comercializar Terminator bajo condiciones especiales, como árboles transgénicos, o durante las emergencias relacionadas con la seguridad alimentaria. Esto preparará el camino a los comerciantes globales de semillas para que introduzcan todos su nuevos rasgos genéticos apoyándose en la plataforma Terminator, argumentando que los pueden adquirir todos aquellos que usen semillas que mueren durante la cosecha.
Los llamados Gigantes Genéticos podrán aprovechar la influencia de Brasil en el Sur global para lanzar “Terminator Plus”, la próxima generación de semillas “zombi” cuya esterilidad puede revertirse con la aplicación de un baño de compuestos químicos patentados también. Será la combinación del máximo monopolio biológico con la máxima ganancia corporativa, puesto que las compañías ni siquiera tendrán que multiplicar y comercializar sus semillas cada ciclo agrícola.
En estos momentos, casi 30 mil personas en Brasil y en todo el planeta han firmado una petición dirigida al Presidente de la Comisión de Constitución y Justicia, recordándole su promesa de no permitir las semillas suicidas y llamando al gobierno a honrar su compromiso con la ONU. En todo el mundo, organizaciones campesinas y de la sociedad civil están contactando a las embajadas de Brasil para expresar su alarma.