I. Los derechos de los agricultores para cambiar el modelo agrícola
El acceso de los agricultores a toda la diversidad de semillas y su derecho a conservar, utilizar, intercambiar y vender sus semillas campesinas es el primer cambio del modelo agrícola para que las pequeñas granjas agroecológicas sean las primeras suministradoras de los mercados locales. Como se muestra en el informe publicado por el Panel Internacional de Expertos sobre la Alimentación Sostenible (IPES- Food ) el pasado junio, este cambio de modelo es la única respuesta sostenible frente a las crisis alimentaria, sanitaria, social, ambiental y climática que cada vez son más graves. Se requiere un cambio en las políticas públicas, especialmente en cuanto a los derechos de los agricultores a sus semillas.
El derecho a la protección del conocimiento campesino tradicional y moderno relacionado con las semillas es esencial ante su destrucción debida a los derechos de propiedad industrial.
El derecho a una participación equitativa en los beneficios se convirtió en un engaño destinado a facilitar la biopiratería. Las corporaciones transnacionales de semillas deben pagar incondicionalmente la enorme deuda en la que han incurrido por robar las semillas de todos los países.
La participación de los agricultores en el proceso de toma de decisiones no puede reducirse a unos asientos concedidos a aquellos que están dispuestos a adaptarse mejor a las decisiones ya tomadas bajo la presión de la industria.
En los países en desarrollo, las tres cuartas partes de los alimentos son producidos por pequeños agricultores que usan sólo una cuarta parte de los recursos de tierra y agua disponibles . La mayoría de ellos seleccionan y producen ellos mismos sus semillas en sus propios campos para mejorar su adaptación local. Están en contacto regular con sus vecinos para renovar su diversidad. Estos sistemas de semillas campesinas evolucionan lentamente. Hoy en día, son sacudidos por la aceleración del cambio climático y la circulación mundial de patógenos causados por la globalización de los mercados, por el desequilibrio ecológico resultante de la desaparición de la biodiversidad y por la amplificación de las crisis económicas y de los conflictos. El acceso a las semillas campesinas se convierte en esencial para acelerar la adaptación local de las semillas campesinas, aumentar su resistencia y pasar de la agricultura de subsistencia a la agroecología campesina. Pero las semillas importadas no se adaptan localmente: no pueden sustituir a las semillas locales. Deben ser introducidas en pequeñas cantidades, observadas, domesticadas, seleccionadas y multiplicadas localmente con el fin de adaptarlas a los ecosistemas locales sin desequilibrarlos. Este trabajo debe ser enriquecido por la transmisión, de campesino a campesino, del conocimiento asociado con cada nueva semilla y por el intercambio del conocimiento campesino y científico de las experiencias recientes de selección colaborativa en el campo.
El uso de semillas industriales, mejoradas o modificadas genéticamente, se presenta a menudo como un recurso más simple y más eficaz que las selecciones campesinas. Sin embargo, no puede satisfacer las necesidades de la agroecología campesina. Las semillas industriales son demasiado caras. Seleccionadas y producidas en grandes cantidades para ser difundidas en áreas muy grandes, no pueden adaptarse a cada región local. Destinadas a los monocultivos industriales para la exportación a los mercados mundiales, no se adaptan a la diversidad de los cultivos locales. Incluso cuando son distribuidas gratuitamente, requieren el uso de una mecanización compleja y de múltiples productos químicos tóxicos y muy costosos. Los agricultores, sin embargo, deberían poder utilizar y multiplicar libremente aquellas que tengan una o dos características interesantes para seleccionarlas y adaptarlas a sus ecosistemas agrícolas locales
En los países donde domina la agricultura industrial, las semillas locales desaparecieron de los campos. Una parte de ellas se conserva en bancos de semillas públicas. Estas semillas locales antiguas suelen dar malos resultados cuando se cultivan: más allá de la pérdida de vitalidad vinculada al largo tiempo en cámara frigorífica, les faltan varias décadas de adaptaciones regulares a los cambios en los ecosistemas agrícolas. Pero éstas son la única base de posible selección para el desarrollo de la agroecología campesina. Las semillas industriales no están aptadas para esto. Para estas nuevas selecciones campesinas en los países industrializados, el acceso al conocimiento de las experiencias de selecciones colaborativas iniciadas en los países en vías de desarrollo es tan importante como el acceso a los bancos de semillas.
Para seguir leyendo el documento: Documento Analisis y propuestas de la Vía Campesina