Agricultores y grupos antitransgénicos estadounidenses han unido fuerzas para desafiar al gigante biotecnológico Monsanto en el Tribunal Supremo en búsqueda de protección contra su política sobre los derechos de patente.
Monsanto ya ha demandado a más de un centenar de granjeros por infringir las leyes de patente, es decir, utilizar sus semillas sin pagar regalías.
En junio pasado la Corte de Apelaciones del Circuito Federal apoyó el dictamen previo que negaba a los agricultores tradicionales la inmunidad contra las demandas de Monsanto ante el compromiso de la compañía de no perseguir a aquellos cuyas cosechas contengan, sin haber sido advertido el contagio, rasgos genéticos patentados por la empresa, por ejemplo, como resultado de las semillas o polen llevado por el viento a los cultivos.
Pero las promesas de Monsanto no convencieron a los agricultores, quienes cuestionan la legitimidad de las patentes que mantiene la empresa, y se remiten al daño al medioambiente y la contaminación genética.
«El Tribunal Supremo debe considerar este caso significativo para proteger a los agricultores estadounidenses de las abusivas demandas e invalidar las patentes viciadas de Monsanto, ya que sus productos se han mostrado perjudiciales para la salud humana y el medio ambiente», mantiene David Murphy, fundador del grupo Food Democracy Now, en un comunicado citado por la agencia Reuters.
Monsanto solo responde que los agricultores tratan de «crear una controversia donde no existe».