Fecha: 21-01-2013. Fuente
La Comunidad de Madrid ha conseguido caracterizar 62 variedades tradicionales españolas de melón, lo que va a suponer una herramienta de gran utilidad para que los agricultores de la región puedan mejorar la competitividad de este producto que en la Comunidad abarca una superficie de cultivo de 1.600 hectáreas y cuya producción representa el 5% del total nacional, comercializando alrededor de 25 millones de kilos al año.
Los trabajos de campo desarrollados por el Ejecutivo madrileño, junto con el análisis de los caracteres de calidad, nutricionales y sensoriales, le han permitido obtener una caracterización completa de 62 variedades tradicionales, datos que se recogen en el catálogo y que estará disponible para el público en formato PDF a través del apartado de publicaciones de la página web www.madrid.org/imidra.
Para su evaluación ha sido fundamental el trabajo de campo desarrollado en la fincas del IMIDRA. En “La Isla” se han sembrado todas las variedades de melón y se han tomado sus datos morfológicos y agronómicos, y en los laboratorios de calidad alimentaria de “El Encín” se han analizado en lo referente a su textura, color, jugosidad, aspectos nutricionales y capacidad antioxidante.
Tradición y futuro
Las variedades tradicionales o locales son las que tienen un origen histórico, no han sido sometidas a procesos formales de mejora, están adaptadas a las condiciones ambientales de cultivo y están fuertemente asociadas a los usos tradicionales de los agricultores que las seleccionan y cultivan.
Hoy en día consumidores y productores están cada vez más interesados en este tipo de variedades, que pueden ofrecer sabores y texturas de gran calidad, y con este Catálogo elaborado por la Comunidad de Madrid se pretende devolver a la sociedad parte de los beneficios que genera el conocimiento de la biodiversidad agraria, sin el cual sería imposible mejorar un cultivo.
El conocer qué variedades han sido seleccionadas durante generaciones por los agricultores de la zona y conocer la gran variedad genética que contienen es un valor fundamental para la agricultura y la alimentación. Este conocimiento permite la mejora de las variedades para obtener productos agroalimentarios de alta calidad, más saludables y más seguros y, además, permitirá generar nuevas variedades de melón con interés agronómico, es decir, más resistentes a plagas, al estrés del suelo, y con mejor calidad organoléptica.
Por tanto, la investigación permitirá en el futuro mejorar el cultivo del melón en la región y evitar enfermedades que pueden causar importantes pérdidas económicas. Poder conocer la calidad del fruto a través de su ADN antes de haberlo plantado reducirá el tiempo del proceso de selección y abaratará los costes de las semillas y de la producción, lo que hará que los melones madrileños sean más competitivos en el mercado.